Tuesday, July 7, 2015

Llegó la hora...

Estaba detenida en el semáforo cuando derrepente me cruzó por alfrente un Mazda 3 color verde claro, 4 puertas, igualito a uno que tuve hace unos años y me salió bien bueno. Lo miré y me puse a pensar que si me hubiera quedado con él tendría $475 razones menos por las que preocuparme todos los meses. Entonces reflexioné ¿qué necesidad tenía de cambiar mi carrito si estaba enterito? pues ninguna, solo el hecho de querer exhibir un carro nuevo. Como podía pagarlo pues fui y me lo compré, tan sencillo como eso. Y entonces ahí fue que mi mente fue invadida por una lluvia de pensamientos relacionados a eso. ¿Por qué tengo una casa tan grande pudiendo vivir en un apartamento o casa más sencilla y económica? ¿Por qué hay que tener cable TV, Netflix, Hulu, Internet, si a uno no le da tiempo ni para sentarse a verlo? ¿Para qué hay que ir a Costco a comprar el quinoa por faldo cuando ni nos gusta tanto?  Pues, porque podemos, porque nos matamos trabajando para "darnos los gustitos" aunque eso signifique tener la quincena al chavo.

Y todo hizo sentido. Se iluminó mi mente. En días recientes el tema ha sido la deuda criolla y lo malas que se han puesto y seguirán poniendo las cosas. Y es que la clase "pobre" se ha acostumbrado a vivir del Gobierno, la clase trabajadora se ha acostumbrado a tener de todo endeudándose hasta la coronilla y los ricos del País, pues, esos son minoría porque aquí los de alto poder adquisitivo se las están empezando a ver negras con la pérdida de sus negocios, inversiones y demás. Y es que nos hemos acostumbrado a que para ser alguien en este País hay que tener cosas. Lo material es sinónimo de progreso. Tenemos un tren que no llega a ninguna parte, pero lo tenemos, nos pasa por el lado a cada rato. Tenemos Fiestas de Pueblo, encendidos Navideños, ex Gobernadores con escoltas y pensiones, baile, botella y baraja, pero nuestras escuelas públicas no tienen materiales y están cayendose en cantos. Y pensamos que eso no es na' porque tenemos a los nenes en Colegio ya que es más fácil sacar los $500 mensuales que exigir que la educación pública del País no de asco.

Celebramos cumpleaños con bombas y fanfarrias, llevamos a los nenes a los conciertos de Atención Atención, a cuanto a Disney on Ice llega, pues porque son niños y tienen que disfrutar aunque eso signifique atrasarnos en el pago del celular que tenemos con plan ilimitado y llamadas a larga distancia incluídas. Nos hemos acostumbrado a tener sin poder o a poder a cuesta de tarjetazos, préstamos o dobles turnos. Los pelos y las uñas tienen que estar "set" y las barbas acicaladas en el Barbero porque antes muertos que sencillos. Nos hemos acostumbrado a vivir para trabajar y a gastar de más para aparentar la vida que soñamos. Y entonces ahora la mitad del País ha cogido jullilanga, el Gobierno va a tener que cortar por todos lados justa e insjustamente y nosotros estamos bien asustaítos porque tenemos más deudas que sueldo y los pocos que ahorramos algo sabemos que los chavitos se nos van a hacer sal y agua ante una crisis económica como la que estamos comenzando a vivir. Dejamos que los Gobiernos de turno hicieran lo que le diera la gana con nuestros chavos porque se "notaba el progreso" y no vimos venir el Tsunami de deudas porque estábamos muy ocupados viajando a Disney.

Vivimos al márgen y el margen se nos ha quedado corto. Se nos apretó la cosa, nos toca salir de esta y eso significa sacrificios, pérdidas, recortes y esfuerzo doble. Pero nos toca enderaznos por nosotros y por esos niños que vienen en camino. Yo no quiero dejarle a mi hijo un legado lleno de deudas y apariencias. Llegó la hora. La hora de vivir como se pueda y no como se quiera, la hora de tomar desiciones difíciles, la hora de sentar a la familia y explicarle lo que pasa, la hora de ajustarnos y meter mano. Agárrense los cinturones porque el golpe nos va a zacudir.

Monday, October 20, 2014

Historia corta de una experiencia inolvidable...

Ella llegó y se sentó donde siempre, en una esquinita de la barra en aquel Bar pequeñito de aquel Pueblito olvidado. Solía hacerlo para matar el aburrimiento, para ver lo que hacían los demás, para olvidarse del día. Siempre llegaba, se sentaba y observaba. A veces hablaba con el bartender o con quien le pusiera conversación pero siempre sentada allí, en la esquinita aquella.

Esa noche fría se sentía más sola de lo normal. Pidió lo de siempre, una copa de vino tinto. Ella era la única que pedía vino en aquella barra, y solo por ella compraban las botellas. Estaba cansada pero se veía tan contenta como siempre, su pelo suelto y largo se veía más brillante que nunca, sus labios carnosos color rosado sonreían y sus ojos se veían pensativos, como recordando un momento grato. A lo lejos se escuchaba la algarabía de los muchachos del pueblo mientras jugaban billar, y el jukebox tocaba canciones bien gringas. Ella estaba allí, mirando a lo lejos como todos los días, pensando en historias inventadas, imaginando.

De momento, de la nada, apareció él y cuando lo vio su corazón comenzó a latir un poco más rápido de lo normal. Ahí estaba, con su barba, sus ojos achinados, su camisa a cuadros, su porte de chico guapo. Ella lo miraba siempre, pero de lejos, desde muy, muy lejos. Le parecía interesante y aunque lo percibía como arrogante y cascarrabias le gustaba ver como él se reía de la vida. Pocas veces le daba las buenas noches si es que se topaban de frente, él la intimidaba, para ella alguien como él no la miraría como ella deseaba, no porque no fuera interesante, sino porque jamás pensaría ser lo suficientemente intrigante como para que él la mirara.


Tomó un sorbo de su copa y trató de disimular que su presencia la ponía nerviosa. El esperaba su vodka cuando la miró y le sonrió. Ella se mordió los labios y él se le acercó. “¿Te he visto por aquí verdad?”, ella asintió con la cabeza, su sonrisa se tornaba nerviosa, lo sentía tan cerca que hasta podía distinguir el olor de su perfume. Él se acercó más aún, como interesado en escucharla. Y ella, luego de una copa más, comenzó a hablarle... y no se detuvo. Esa noche hablaron de la vida, de sus vidas. Se sinceraron un poco, se despidieron, los dos intrigados y con ganas de hablarse más. Al otro día, a la misma hora, se vieron allí en la misma esquinita. Ella nerviosa por la mera presencia de él, él tranquilo porque con ella se sentía bien, ella libre, como si con él pudiera ser quien ella quisiera, era una química extraña, de esas que asustan porque sabes que son espontaneas. 

Aquella noche hablaron de tesoros, de piratas, de secretos, de refugios imaginarios, de su niñez, hablaron de música, se miraron con deseo, sonrieron, se sinceraron un poco. Al final de la noche, justo cuando la acompañó a su carro, allí frente a la puerta, le robó un beso y en ese instante a ella se le escapó un pedacito de alma….y supo que aunque no lo volviera a ver jamás, nunca lo olvidaría. 

Thursday, December 26, 2013

Mi mamá me mintió. (Reflexión de Navidad)

Mi mamá me mintió y vivo agradecida de su mentira. Si, mi mamá me dijo que Santa Claus y Los Reyes Magos existían, me hizo vivir esa ilusión que me obligó a mirar por la ventana y fijarme en las estrellas tratando de identificar cuál de todas eran los venados o los camellos, me engañó y dejó que me emocionara de poner galletitas con leche para Santa y a ir tempranito al patio con mi hermanito a recoger yerba para los camellitos y ponerla debajo de nuestras camas. Me engañó y nosotros nos quedábamos despiertos intentando agarrar infraganti a los Reyes dejando los regalos para saludarlos y agradecerle. Mami nos mintió para que viviéramos una ilusión dentro de nuestra inocencia de niños, que sonriéramos, que nos levantáramos tamprano a abrir los regalos y a jugar juntos. 

Cuando fuimos más grandes y empezamos a dudar de la historia nos sentó y nos explicó lo que es una Fantasía y lo importante de tener siempre un poco de ella en nuestra vida. Que no todo tiene que ser blanco y negro, que existen los grises, las historias inventadas, los momentos mágicos.  Que hay tiempo de sobra para crecer y tener desilusiones pero que se es niño solo una vez, y hay que vivirlo plenamente. Gracias mami por mentirnos y dejarnos vivir esos momentos que jamás volveran pero están grabados en el alma.

Friday, June 8, 2012

La boda de ella...o sea, la mía.


Tengo algo que contarles que no suelo contar y no creo que me lo vayan a creer. Pero gente, lo que les contaré es 100% verídico. Resulta que luego de varios años con mi novio, seis para ser exacta, decidimos casarnos. Ustedes saben que ese día para las mujeres es uno de los más importantes de su vida, el día que un hombre decidió quedarse contigo “para siempre” y aceptarte con tus defectos y virtudes. Es como si te pegaras en la loto pero en lugar de ganar chavos gastas un montón. Bueno, la cosa es que planificamos la boda con casi todos los “powers”, digo casi todos porque fue una boda de
clase media pagada por nosotros con un poco de ayuda de nuestros papás. 

El proceso de planificación fluyó bastante bien, exceptuando que las sillas que el local había ordenado nunca llegaron y el coordinador cambió la decoración el día antes, que la que me iba a peinar me canceló a última hora porque se enfermó y terminé el mismo día en un beauty de un mall y que la Limosina llegó 2 horas antes a recogerme, todo estaba bastante bien. Luego de casi un año planeando todo, llegó el gran día, el pastor nos casó, llegamos a la recepción donde nos esperaban amigos, familiares y uno que otro colaú. Todo había salido como quería, nada de drama.

Una de las muy pocas fotos que tengo de la boda. Cheesy as cheesy can be.
Comenzó el bembé y tal como yo quería sirvieron la comida rapidito, lo peor es dejar a la gente esmayá en tu boda hasta lo último, eso es cómo tenerlos cautivos ahí y obligarlos a fingir que fueron a la boda solamente porque te quieren. Seamos sinceros, la mayoría de la gente va a las bodas a cachetear! Bueno la cosa es que la gente estaba comiendo y pasándola bien, con musiquita de fondo y eso y mientras, mi reciente esposo y yo saludábamos por las mesas y recogíamos las tarjetas de felicitación (yo quería recogerlas rapidito antes que se emborracharan y se arrepintieran de los $$ que habían echado). 


Entonces entró el coordinador de la boda y nos interrumpió, “Vengan, vamos a lanzar el ramo y la liga”, yo me sorprendí, no iba ni una hora de recepción y ya? “Si nena, es para aprovechar antes que se arruine el maquillaje y eso”… Bueno, todos se formaron a recibir el ramo, se hizo el showcito, lo tiré y entonces le toco a la liga. Mi esposo me bailo, se notaba trinco, medio soso, pero me bailó y tiró la liga…acto seguido se fue corriendo, iba llorando. Yo me quedé fría, pensé “Este se arrepintió ya?”. Comencé a caminar asustada hacía mi mamá y mi tia que estaban paradas con cara de horror mirándome con pena.  “Mami, dime que pasa”, mami dice “Se lo decimos?” mi tia con cara de resignación le dice: “Bueno no hay de otra” y así, sin tacto alguno, justo cómo mami sabe dar malas noticias me dice: “Nena, la tia de tu esposo se acaba de morir de un ataque al corazón masivo, hay que cancelar la recepción”! Ahí todo me dio vueltas, me tuve que sentar en una silla, intentar respirar. Me repetía en la mente “Esto es una pesadilla, esto no está pasando”. Acto seguido escucho que mi suegro agarra el micrófono y dice “Buena noches, lamento informarles que la dama que se enfermó allí (señalando a su mesa) era mi hermana, y acaba de fallecer, así que aquí terminó la boda, por favor le vamos a pedir que no se vayan sin comer bizcocho”. Me di cuenta lo que en verdad estaba pasando. La tía se murió mientras estábamos al otro lado del salón, por eso no nos dimos cuenta. Escuchaba a la gente de fondo diciendo: “Bendito”, “Corre recoge que nos vamos” “Mira ya llamé y cancelé la Batucada”, “Diatre tendrán que pagar completo” por lo menos es lo que recuerdo. 

También me viene a la mente yo persiguiendo a la gente con los arreglos de mesa en la mano rogándole que se los llevaran porque, contrario a otras bodas, yo había pagado por ellos. Luego de una hora de recoger y aceptar lo que estaba pasando la familia decidió que nos fuéramos tranquilos a nuestra luna de miel, luego de un poco de resistencia aceptamos.

 Los primeros dos días fueron de aceptar lo que pasó, llorar un poco, y decidir que había cosas más importantes por las que preocuparse, como por ejemplo, comenzar a vivir juntos y acostumbrarnos a eso. El tercer día fluyó mucho mejor, nadamos en la piscina, fuimos a un show de baile y nos divertimos mucho. El cuarto día....bueno, el cuarto día recibí una llamada de mami a las 8:00 a.m, era para decirme que mi abuelito se murió...exacto!! Ya ahí las emociones no resistieron y las lágrimas y el dolor invadieron mi alma, mi abuelito, una de las personas que mas amaba se me había ido. Tuvimos que regresar a Puerto Rico directo a la funeraria. La gente nos miraba con lástima, nos felicitaban por la boda, nos daban las condolencias por nuestros familiares y nosotros digeríamos la semana. Cuando llegamos a nuestra nueva casa nos acostamos a mirar el techo, mi esposo me dice, bueno mi amor, ya lo más difícil pasó, ahora es que comienza el resto de nuestra historia. Siete años más tarde puedo decirles que tenía razón. 

Monday, April 16, 2012

Llegaron los 30 hace unos meses y...

Nunca le he tenido miedo a cumplir años, al contrario, siempre esperaba a que llegara el
20 de diciembre con ansias locas. Las bombas de colores, los sombreritos, el bizcocho y pedir el deseo antes de soplar la vela, eran cosas con las que soñaba días antes con mucha emoción. Sin embargo, cuando pasé los 25, ya no me emocionaba tanto. Como que eso de acercarme a los 30 me asustaba un poco. Pero el miedo se agudizó meses antes que ese día llegara. Por primera vez la idea de cumplir años no se veía tan emocionante nada.

Y es que a los 30 se supone que ya seas lo suficiente madura como para tomar decisiones acertadas, decir las palabras correctas, tener tu buen trabajo, una pareja estable y es ese momento en donde el reloj biológico comienza a correr si eres de las que quiere tener hijos pues te dicen que a los 35 ya la cosa se pone mala y los riesgos de un embarazo complicado son mucho mayores. Cuando abres las revistas que te gustan las modelos de crema para las arrugas son de 30 plus, pues esa es la edad donde las patitas de gallo se empiezan a notar más cuando te ries y la frente se marca cuando te enojas. Te dicen que a los 30 ya los jangueos se convierten en noche de bohemia con varios amigos cercanos. La ropa de Zara y Loft te queda mejor que la de Hecho a Mano y Forever, los tacos bajan de 4 pulgadas a 2 1/2 porque el abusar de ellos en tus años de college ha hecho que se chaven tus rodillas y las citas en el beauty son más frecuentes porque por alguna razón el pelo cambia su textura y hasta canas empiezan a salir a escondidillas.

Te dicen que ya a los 30 ya comenzarás a entender más a tus papás y porque te decían esto o aquello. Que  te gustará levantarte más temprano para leer el periódico mientras te tomas un café, que las emisoras cambian y estás más atento a los temas de actualidad y que ya tu futuro te comienza a preocupar un poco más. Que cuando piensas en Justas lo que te viene a la mente es el revolú y no la diversión y que cuando rememoras tus años de universidad los valoras más que cuando los viviste.

Bueno, la cosa es que esas cosas me aterraban. Quién quiere que la vida le cambie drásticamente cuando los 20's son tan alegres y vibrantes? Pues les cuento, los 30 llegaron hace unos meses y para mi gran sorpresa, no me dolieron. Todas las cosas que les comenté arriba son ciertas ahora mismo, bueno, casi todas, todavía no me levanto temprano a beber café y no he invertido un peso en crema para las arrugas (embuste). Pero la realidad es que los 30 no me han cambiado, soy la misma, solo que ahora tengo nuevos intereses, más madurez, pienso las cosas con detenimiento pues ya en los 20 cogí par de cantazos de los que aprendí un poco, y definitivamente valoro mucho más los consejos de mis viejos.
Ya la mayoría de mis amigos están casados y muchos de ellos tienen hijos. Somos profesionales con responsabilidades pero aún cuando nos reunimos en grupo nos reimos igual de duro de las historias del colegio.

Los otros días veía algunos capítulos de Sex and the City, los mismos que veía hace diez años pero en esta ocasión, no se porque razón, los vi con otros ojos. Por primera vez me relacioné con los personajes, me adentré mucho más en su problemática y experiencias de vida. Lo entendí de una manera diferente. Y es que la edad solo te trae una nueva manera de ver el mundo que todos vivimos. Otra perspectiva. Permite que lo disfrutes de otra manera para que no te aburras de lo mismo. Y hoy puedo decir: Estoy enamorada de mis 30. Amén.