Thursday, March 31, 2011

Eso es lo que nos pasa, Puerto Rico.

¿Qué nos pasa Puerto Rico? Así se llamaba una campaña de servicio público que salió hace unos años atrás y que todos repetían sin parar. El mensaje que pretendía llevar era que los valores se estaban perdiendo y que teníamos que poner de nuestra parte para tener una mejor sociedad. No se cuán exitosa llegó a ser, si se que el mensaje era real. La campaña recalcaba lo importante de decir buenos días, de dar paso en la carretera, de ayudar viejitos a cruzar la calle y cosas por el estilo.

Quien pensaría que años más tarde eso es lo menos que nos debe afectar en estos días porque ahora no te dan los buenos días y encima te pegan un tiro; no te dan paso y se disparan de lado a lado en plena luz del día matando inocentes que van por la vía; y no ayudan a cruzar los viejitos, pero tampoco le importa si llevan semanas sin comer un plato de comida o darse un baño. ¿Y de quien es la culpa? Pues muchos pensarán que de los líderes del país y tienen razón, pero más allá, la culpa es de nosotros. Los que escogemos los líderes, los que leemos las noticias trágicas y preferimos pasar la página rápido para no tener que lidiar con la realidad que vivimos.

Este país se ha convertido en uno inseguro, dónde los que llevamos la carga económica, la clase media, tiene un nivel de stress que nos lleva a enfermarnos de la mente y los que viven del mantengo y de la venta de cosas ilegales se pasean por ahí lo más felices sin que nadie haga nada.


Ahora matan mujeres cómo si esto aquí fuera un campo de guerra, por celos fundados o infundados, por charrerías de macharranes pendejos a los que le enseñaron que sus parejas son propiedad de ellos y cuando no las quieran más o ellas le fallen las pueden matar cómo cerdos y seguir su camino. También matan niños cómo si fuera relajo, las propias madres que le dan la vida se la quitan de maneras horrorosas. Y las que no los matan participan de crímenes tan horrendos cómo permitir que sus parejas los violen o sodomicen y hasta participan de tal aberración. ¿Y que hacemos nosotros? ¡No hacemos nada gente! ¡Nada!

Los gobernantes se concentran en criticar a los de la oposición y mientras hacen eso compran o venden favores, se pasean con maleantes, fichurean, se jartan con los chavos de la dieta, recorren la isla en carros caros guiados por chóferes y todo esto con nuestros chavos.
Los religiosos en lugar de predicar con las enseñanzas de sus grandes profetas, prefieren crear bochinches en redes sociales y no hacen nada por detener la división que hay en este país.

Nos burlamos de los pobres, de los "brutos", de los que son diferentes, de los minusválidos, y no miramos nuestras propias limitaciones, las que nos atrasan. Somos hipócritas con nosotros mismos porque vivimos en nuestra propia fantasía y mientras tanto, que nos lleve quien nos trajo porque no sabemos si mañana mientras echamos gasolina en el puesto de la esquina a la 1:00 de la tarde, algún infeliz nos quite la vida por robarnos el Iphone que tanto alardeamos.

¿Y que con los que vienen por ahí y heredarán este país? ¿Qué con los sobrinos, los hijos, los nietos? Pues que se resuelvan como puedan porque con nosotros no pueden contar! Y mientras tanto mi TL en Twitter se llena de gente insultando a un periodista que dijo que le dijeron que vieron un OVNI en la De Diego y nadie, absolutamente nadie dice nada de la ama de casa que mataron a puñaladas a plena luz del día en un Centro Comercial. Nos merecemos lo que tenemos. Así somos Puerto Rico. ¡Eso es lo que nos pasa!

Sunday, March 6, 2011

Lo que me pasó en Irlanda.

Desde pequeña soñaba con ir a Irlanda. Si, leyeron bien, Irlanda. Cuando tenía cómo 7 años vi una película de Disney que se llama "Darby O'Gill and the Little People" y por alguna razón se me metió en la mente que algún día tenía que ir a Irlanda. También comencé a fascinarme por todas esas cosas que de una manera u otra representan a Irlanda acá en Occidente. Los tréboles, el color verde, los arcoiris con sus ollas de oro, los duendes (Leprechauns), en fin, todo lo que tuviera que ver con Irlanda me llamaba la atención.


No fue hasta Septiembre del año pasado que mi sueño se cumplió. Cuando decidimos irnos de vacaciones a Europa, Irlanda fue el primer país que me vino a la mente. Llegamos a Inglaterra y de ahí tomamos un avión que nos llevó a Irlanda. Llegamos, yo toda emocionada, pero Dublin me recibió con una lluvia torrencial y un frio que me llegaba a los huesos. Nos montamos en el Taxi que nos llevaría al hotel. Por el camino el taxista nos habló, nos hizo preguntas, y nos contó mil historias. Yo, fascinada! Llegamos al hotel, uno pequeñito cerca de Temple Bar y del Castillo de Irlanda. Rápido compramos un pase de un "Hop on and off Tour" de esos que te llevan a los lugares más importantes del país y comenzamos a explorar.

La primera parada fue el "Guinness Storehouse" dónde hacen la cerveza oscura más popular del mundo. Y sucedió lo inaudito, luego de un tour fabuloso y ya cuando nos íbamos fuimos víctimas de intolerancia racial, o como se dice en Inglés, "bigotry". Nos montamos en el ascensor, pero se montó tanta gente que las puertas no cerraban. Nadie se bajaba, cuando de repente una señora gruesa y poco agraciada nos dijo que nos teníamos que bajar. Yo, siendo cómo soy, le pregunto que porque nosotros si fuimos los primeros en entrar, y ella, ni corta ni perezosa me dice: Bueno, porque son extranjeros, y todos aquí somos Irlandeses. A mi se me subió lo de negra, y me quedé en el ascensor tiesa, seria, no me moví. Luego de cómo 2 minutos que se sintieron cómo dos horas con gente diciéndonos que nos bajáramos, que si éramos retardados, y los demás silenciosos simplemente mirándonos, nos bajamos del ascensor. No sin que antes yo le gritara "disrespectful, bigots and pigs" claro está. La cosa es que bajé los 7 pisos antes que llegara el ascensor del coraje que tenía, pero cuando se me pasó el coraje me dio el sentimiento más grande que jamás haya tenido y me senté en un rincón a llorar. Lloraba porque nunca me había pasado algo así. Lloraba porque cedí y me bajé del ascensor. Lloraba porque fue en Irlanda, y fueron Irlandeses los que hicieron que me bajara. Lloraba porque mi sueño, mis ilusiones, se desvanecieron en un segundo. Uno de los empleados de la cervecera me vio y me preguntó que me pasaba. Le conté y el se disculpó más de 100 veces, trató de ver si veía a los racistas pero ya se habían ido. Nos fuimos al hotel mientras mi mente me recordaba una y otra vez lo que había pasado.

Los siguientes dos días que duró nuestra estadía los disfruté. La comida, las tiendas, la gente, Temple Bar, la capital completa me la disfruté. De ahí en adelante a donde quiera que fuimos nos trataron bien. La música, la tradición, el ambiente, todo fue fantástico. Pero se que mi experiencia hubiera sido mucho mejor si aquella situación del ascensor no hubiese ocurrido. Es triste que el comportamiento de 2 o 3 personas ignorantes cambié la percepción que uno tiene de un país completo. No se si regrese a Irlanda, sólo se que aún con el mal sabor, valió la pena.