Sunday, March 6, 2011

Lo que me pasó en Irlanda.

Desde pequeña soñaba con ir a Irlanda. Si, leyeron bien, Irlanda. Cuando tenía cómo 7 años vi una película de Disney que se llama "Darby O'Gill and the Little People" y por alguna razón se me metió en la mente que algún día tenía que ir a Irlanda. También comencé a fascinarme por todas esas cosas que de una manera u otra representan a Irlanda acá en Occidente. Los tréboles, el color verde, los arcoiris con sus ollas de oro, los duendes (Leprechauns), en fin, todo lo que tuviera que ver con Irlanda me llamaba la atención.


No fue hasta Septiembre del año pasado que mi sueño se cumplió. Cuando decidimos irnos de vacaciones a Europa, Irlanda fue el primer país que me vino a la mente. Llegamos a Inglaterra y de ahí tomamos un avión que nos llevó a Irlanda. Llegamos, yo toda emocionada, pero Dublin me recibió con una lluvia torrencial y un frio que me llegaba a los huesos. Nos montamos en el Taxi que nos llevaría al hotel. Por el camino el taxista nos habló, nos hizo preguntas, y nos contó mil historias. Yo, fascinada! Llegamos al hotel, uno pequeñito cerca de Temple Bar y del Castillo de Irlanda. Rápido compramos un pase de un "Hop on and off Tour" de esos que te llevan a los lugares más importantes del país y comenzamos a explorar.

La primera parada fue el "Guinness Storehouse" dónde hacen la cerveza oscura más popular del mundo. Y sucedió lo inaudito, luego de un tour fabuloso y ya cuando nos íbamos fuimos víctimas de intolerancia racial, o como se dice en Inglés, "bigotry". Nos montamos en el ascensor, pero se montó tanta gente que las puertas no cerraban. Nadie se bajaba, cuando de repente una señora gruesa y poco agraciada nos dijo que nos teníamos que bajar. Yo, siendo cómo soy, le pregunto que porque nosotros si fuimos los primeros en entrar, y ella, ni corta ni perezosa me dice: Bueno, porque son extranjeros, y todos aquí somos Irlandeses. A mi se me subió lo de negra, y me quedé en el ascensor tiesa, seria, no me moví. Luego de cómo 2 minutos que se sintieron cómo dos horas con gente diciéndonos que nos bajáramos, que si éramos retardados, y los demás silenciosos simplemente mirándonos, nos bajamos del ascensor. No sin que antes yo le gritara "disrespectful, bigots and pigs" claro está. La cosa es que bajé los 7 pisos antes que llegara el ascensor del coraje que tenía, pero cuando se me pasó el coraje me dio el sentimiento más grande que jamás haya tenido y me senté en un rincón a llorar. Lloraba porque nunca me había pasado algo así. Lloraba porque cedí y me bajé del ascensor. Lloraba porque fue en Irlanda, y fueron Irlandeses los que hicieron que me bajara. Lloraba porque mi sueño, mis ilusiones, se desvanecieron en un segundo. Uno de los empleados de la cervecera me vio y me preguntó que me pasaba. Le conté y el se disculpó más de 100 veces, trató de ver si veía a los racistas pero ya se habían ido. Nos fuimos al hotel mientras mi mente me recordaba una y otra vez lo que había pasado.

Los siguientes dos días que duró nuestra estadía los disfruté. La comida, las tiendas, la gente, Temple Bar, la capital completa me la disfruté. De ahí en adelante a donde quiera que fuimos nos trataron bien. La música, la tradición, el ambiente, todo fue fantástico. Pero se que mi experiencia hubiera sido mucho mejor si aquella situación del ascensor no hubiese ocurrido. Es triste que el comportamiento de 2 o 3 personas ignorantes cambié la percepción que uno tiene de un país completo. No se si regrese a Irlanda, sólo se que aún con el mal sabor, valió la pena.

7 comments:

  1. wow que experiencia tan fuerte, comprendo tu decepcion, todo ese tiempo que soñastes con visitar ese pais y te sucedio eso, muy fuerte. AL menos disfrutastes el resto de los dias.

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  2. Diache que ASSHOLES.
    Vaya manera de destrozar una ilusión.
    Diría que lomismo pasa cada vez que puertorros tratan mal a los turistas, pero no creo que alguien sueñe desde pequeño con venir a Puerto Rico.

    Les ubieses dicho la verdad: "At least I have a SOUL ya fackin gingers" y te bajabas así, haciendo el *bobble head-snapping fingers* move que hacen las negritas de New York.

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  3. Ésto me recordó un viaje que di a New York. El asunto fue que fui a una barra famosísima y el bartender me dió a entender que me tenía que ir porque era "diferente". Decidí quedarme y se lo hice saber. Entonces el tipo cada vez que ordenaba un trago me servía unas "bombas" bestiales. Y sí, me quedé pero salí mega sonao. Al otros día estaba destruido. Hoy me rio pero la verdad es que me sentí avergonzado, burlado y al fin y al cabo, derrotado.

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  4. Awww, no José, derrotado jamás! Al final gastó par de $$ en el alcohol que le hechaba de más a tus "bombas" jaja. Pero se lo que se siente y no está cool! :/

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  5. Debistes decirle a la gorda esa que se fumara un peo. Buena esa.

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  6. cuando estos se juntan se les activa el racismo...solos se sienten vulnerables, pero tres caucásicos juntos son otra cosa, y no digamos 10...así es en todos lados de Europa, a mi me pasó en un bar de Estocolmo, algo muy parecido a lo tuyo.

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  7. Si, Fabricio, es una experiencia super desagradable. Pero así es el mundo en el que vivimos y en cualquier lado pasa hoy en día. La intolerancia por lo que no es igual a nosotros. Triste por demás!

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