Mi mamá me mintió y vivo agradecida de su mentira. Si, mi mamá me dijo que Santa Claus y Los Reyes Magos existían, me hizo vivir esa ilusión que me obligó a mirar por la ventana y fijarme en las estrellas tratando de identificar cuál de todas eran los venados o los camellos, me engañó y dejó que me emocionara de poner galletitas con leche para Santa y a ir tempranito al patio con mi hermanito a recoger yerba para los camellitos y ponerla debajo de nuestras camas. Me engañó y nosotros nos quedábamos despiertos intentando agarrar infraganti a los Reyes dejando los regalos para saludarlos y agradecerle. Mami nos mintió para que viviéramos una ilusión dentro de nuestra inocencia de niños, que sonriéramos, que nos levantáramos tamprano a abrir los regalos y a jugar juntos.
Cuando fuimos más grandes y empezamos a dudar de la historia nos sentó y nos explicó lo que es una Fantasía y lo importante de tener siempre un poco de ella en nuestra vida. Que no todo tiene que ser blanco y negro, que existen los grises, las historias inventadas, los momentos mágicos. Que hay tiempo de sobra para crecer y tener desilusiones pero que se es niño solo una vez, y hay que vivirlo plenamente. Gracias mami por mentirnos y dejarnos vivir esos momentos que jamás volveran pero están grabados en el alma.
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