Nunca le he tenido miedo a cumplir años, al contrario, siempre esperaba a que llegara el
20 de diciembre con ansias locas. Las bombas de colores, los sombreritos, el bizcocho y pedir el deseo antes de soplar la vela, eran cosas con las que soñaba días antes con mucha emoción. Sin embargo, cuando pasé los 25, ya no me emocionaba tanto. Como que eso de acercarme a los 30 me asustaba un poco. Pero el miedo se agudizó meses antes que ese día llegara. Por primera vez la idea de cumplir años no se veía tan emocionante nada.
Y es que a los 30 se supone que ya seas lo suficiente madura como para tomar decisiones acertadas, decir las palabras correctas, tener tu buen trabajo, una pareja estable y es ese momento en donde el reloj biológico comienza a correr si eres de las que quiere tener hijos pues te dicen que a los 35 ya la cosa se pone mala y los riesgos de un embarazo complicado son mucho mayores. Cuando abres las revistas que te gustan las modelos de crema para las arrugas son de 30 plus, pues esa es la edad donde las patitas de gallo se empiezan a notar más cuando te ries y la frente se marca cuando te enojas. Te dicen que a los 30 ya los jangueos se convierten en noche de bohemia con varios amigos cercanos. La ropa de Zara y Loft te queda mejor que la de Hecho a Mano y Forever, los tacos bajan de 4 pulgadas a 2 1/2 porque el abusar de ellos en tus años de college ha hecho que se chaven tus rodillas y las citas en el beauty son más frecuentes porque por alguna razón el pelo cambia su textura y hasta canas empiezan a salir a escondidillas.
Te dicen que ya a los 30 ya comenzarás a entender más a tus papás y porque te decían esto o aquello. Que te gustará levantarte más temprano para leer el periódico mientras te tomas un café, que las emisoras cambian y estás más atento a los temas de actualidad y que ya tu futuro te comienza a preocupar un poco más. Que cuando piensas en Justas lo que te viene a la mente es el revolú y no la diversión y que cuando rememoras tus años de universidad los valoras más que cuando los viviste.
Bueno, la cosa es que esas cosas me aterraban. Quién quiere que la vida le cambie drásticamente cuando los 20's son tan alegres y vibrantes? Pues les cuento, los 30 llegaron hace unos meses y para mi gran sorpresa, no me dolieron. Todas las cosas que les comenté arriba son ciertas ahora mismo, bueno, casi todas, todavía no me levanto temprano a beber café y no he invertido un peso en crema para las arrugas (embuste). Pero la realidad es que los 30 no me han cambiado, soy la misma, solo que ahora tengo nuevos intereses, más madurez, pienso las cosas con detenimiento pues ya en los 20 cogí par de cantazos de los que aprendí un poco, y definitivamente valoro mucho más los consejos de mis viejos.
Ya la mayoría de mis amigos están casados y muchos de ellos tienen hijos. Somos profesionales con responsabilidades pero aún cuando nos reunimos en grupo nos reimos igual de duro de las historias del colegio.
Los otros días veía algunos capítulos de Sex and the City, los mismos que veía hace diez años pero en esta ocasión, no se porque razón, los vi con otros ojos. Por primera vez me relacioné con los personajes, me adentré mucho más en su problemática y experiencias de vida. Lo entendí de una manera diferente. Y es que la edad solo te trae una nueva manera de ver el mundo que todos vivimos. Otra perspectiva. Permite que lo disfrutes de otra manera para que no te aburras de lo mismo. Y hoy puedo decir: Estoy enamorada de mis 30. Amén.
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